Estoy de acuerdo contigo, andreita. Le dieron una estupenda vuelta de rosca a las telenovelas, introduciendo un ambiente laboral, intrigas empresariales y crearon una "heroína" que, lejos de lo demás hasta el momento, era fea y su impronta especial era lo brillante de su cerebro y las envidias que generaba siendo una mosquita muerta que se volvía imprescindible en la empresa. Imposible que el espectador, o en su gran mayoría, las espectadoras, no se sintieran inclinadas a empatizar con ella, a identificarse con su causa.

Luego, aprovechando el gran tirón de la novela, la prolongaron y prolongaron hasta que ya se volvió anodina, pero los comienzos y el desarrollo fueron magníficos, innovadores.

Jaja y el modisto ese homosexual, con tan mala leche, era genial. Y cómo hacían piña las demás secretarias con Betty, menos la rubia aquella tan trepa. Tenía un punto cómico la telenovela que no se conocía antes.