La cuarta entrega del universo Warcraft, que comenzó sus andadas allá por 1994 cuando Blizzard publicó Warcraft: Orcs and Humans, nos sitúa en el mundo de Azeroth cuatro años después de los sucesos acontecidos en Warcraft III: The Frozen Throne.
La siempre mágica luz de la luna bañaba los frondosos bosque élficos. Las sombras, se extendían furtivas ocultando los siniestros peligros que acechaban en la oscuridad. En los siniestros montes de Ahn’Quiraj, un grupo de curtidos héroes ponía fin al terrible mal que allí habitaba. Había sido una batalla terrible, los supervivientes descansaban y entre ellos Laia sentada y todavía aturdida, contemplaba una vez más como su báculo humeaba incesante entre sus manos temblorosas y resentidas por haber curado tantas veces a sus compañeros. Por un momento, se pregunto si alguna vez la guerra de Azeroth terminaría, si los cientos de peligros y aventuras que había vivido desde que era una novicia hasta la reputada sacerdotisa que era ahora, tendrían fin. Miró al cielo, e inspirada por el astro nocturno, se dio cuenta que todo lo que había hecho por mucho que fuera, sólo era el principio de un largo camino que en ese instante le produjo miedo y cansancio, pero a la vez también alegría. Una alegría brotaba con fuerza desde su interior, empujándole nuevamente a ponerse en pie y caminar en busca de nuevas aventuras.
Situaciones como ésta son una realidad en World of Warcraft (WoW). Adentrarse en su mundo, es entrar a formar parte de un universo rico y profundo, construido con mucho sentido y cuidado, con una historia casi comparable a la de cualquier buen libro de fantasía. Blizzard ha creado un MMORPG (videojuego multijugador masivo online de rol) en todo el extenso sentido de la palabra, y los resultados han sido excelentes.
A pesar de prescindir de virguerías gráficas como sombras y luces dinámicas, o técnicas gráficas como el bump mapping, que por otro lado consumen muchos recursos, Blizzard se las ha apañado para ofrecernos un bonito espectáculo visual sin necesidad de un hardware de última generación capacitado para procesar con fuerza el 3D.
Lo que más destaca sin duda es la grandeza del escenario, en el cual tendrás que echarle muchas horas (muchísimas) para verlo entero, con unas texturas tremendamente distintas, de forma que pasarás por bosques frondosos, nieves eternas, páramos amarillos de maisales, tierras húmedas y fangosas, etc...
Otro aspecto destacable son los modelados de los personajes (fieles a anteriores entregas y bastante detallados) y la amplia paleta de colores que se emplea para su dibujado. Si bien en un zoom extremo, se acentúan las carencias de definición y de recorte, en un ámbito normal el juego cumple con los preceptos de belleza y jugabilidad que se pediría como mínimo, y lo supera con creces.
La Banda Sonora de World of Warcraft está compuesta por piezas orquestales compuestas por Jason Hayes, el fiel compositor de Blizzard que también hizo la Banda Sonora de Warcraft III. Muchas de las canciones llegan a ser épicas en determinados combates en mazmorras, mientras que tu viaje en grifón te cede un tema más calmado y relajante...
Los efectos sonoros de las acciones son múltiples y se integran muy bien sin llegar a resultar molestos. Aparte, el juego incluye que cada raza pueda expresar determinadas emociones (reirse, llorar, hacer el trenecito, aplaudir, contar un chiste, etc), que cada raza hace de una forma muy específica y enriquecedora.
De entre las razas que podemos escoger para crearnos un personaje, tenemos a la Horda, con Orcos, Trolls, Undeads (no muertos) o Taurens y la Alianza, con Humanos, elfos, gnomos o enanos. Para evitar que podamos espiar al bando contrario, no se permite crearse personajes de bandos distintos en el mismo servidor desde una misma cuenta.
Luego toca elegir la clase que queremos, entre las que están guerrero, mago, cazador, pícaro, brujo, sacerdote, paladín (solo para la alianza), chamán (solo para la horda). Cada clase tiene sus habilidades independientes y únicas así como una forma de jugar separada del resto.
Cuando juguemos por primera vez nos parecerá todo confuso, ya que empezamos directamente sin ningún tipo de tutorial ni nada, pero pronto nos haremos con el manejo de las funciones básicas del juego. A medida que avances tendrás que ir dotando a tu personaje de nuevos ataques, equiparlo con mejores ropas, etc…, pero sobre todo tendrás que hacer que suba de nivel. ¿Cómo? Ganando puntos de experiencia.
Los puntos de experiencia los ganaremos al matar a los cientos y cientos de tipos de enemigos que hay repartidos por todo el mundo, pero la mayor parte de estos puntos se ganarán con las misiones que es básicamente el motor donde se apoya todo el juego. En el mundo de World of Warcraft hay repartidas más de 2000 quest distintas, y tendremos que ir realizándolas una a una. A medida que se avance de nivel y de zonas de acción de tu personaje te irán encargando más y más misiones, de modo que hasta el jugador con el mayor nivel siempre tendrá misiones a su disposición.
Otro punto importante de El Mundo de Warcraft es el dinero. Es indispensable hacer crecer tu capital monetario, ya que en el juego nadie te va a dar nada por caridad, y si quieres, por ejemplo, reparar tu equipo, vas a necesitar dinero. Son tres tipos de monedas, Cobre, Plata, equivalentes a 100 piezas de cobre y Oro, 100 piezas de plata, y se consigue, o bien de los enemigos, que en la mayoría de ocasiones sueltan unas pocas monedas, vendiendo objetos a los mercaderes, dinero que ganas con algunas queso como recompensa, poniéndolos a subasta ó explotando tus habilidades como alquimista, encantador, minero, etc…
A la hora de la batalla el juego utiliza un sistema muy sencillo que consiste en lo siguiente: si tú quieres atacar a un enemigo tienes que acercarte a él, o tirarle alguna magia, según el tipo de personaje que seas. Una vez que este enfrentado a ti tendrás que ir atacándolo con tus armas, o usando la magia, hasta que poco a poco vayas quitándole su energía hasta que muera. Lógicamente él hará lo mismo, y si tiene mucho más nivel que tú acabarás muerto…
Cuando mueres no acaba el juego, apareces en un cementerio como fantasma, y para resucitar tienes que ir a tu cuerpo. También puedes resucitar gracias a compañeros con hechizos de resucitación o con algunos objetos especiales.
Otro punto importante es la inclusión de un motor de Addons, donde un desarrollador puede cargar módulos para la interfaz o jugabilidad durante el juego. Dichos Addons pueden ir desde los típicos medidores de amenaza, hasta auténticos bancos de datos de los precios en subasta...
En línea general, el juego se comporta muy estable en sus movimientos así como en la interfaz, cuyo chat, y efectos de alertas y de tiempo y localización, cumplen idóneamente las necesidades del jugador.
El juego se comercializa en inglés, en castellano, en francés, en italiano, en alemán, en ruso, y cada día en algún idioma más que se va uniendo.