El Gran Maestre III
La mujer salió del lugar donde estaba retenido el joven caballero sonriendo como nunca la habían visto antes sonreír en aquel lugar, pero su sonrisa no era de felicidad o de algún tipo de placer o evento que le pudiera haber pasado, si no una sonrisa de supremacía, una sonrisa en la que se dejaba ver que algo iba transcurriendo según unos planes marcados, algo que la estaba saliendo muy bien.
Camino por todo el poblado hasta llegar a una gran tienda en el centro de este, miro la decoración de la tienda y resoplo, demasiada barbarie en ese jefe de guerra, el anterior jefe de guerra Urka había tenido mucho mejor gusto en la decoración y en lo que llevar a su pueblo se refería, observo las cabezas empaladas de los guerreros que le habían intentado retar para quitarle el puesto que ostentaba y apretó los puños al ver la del antiguo jefe de guerra, la mirada dulce y serena se transformo entonces en una mirada cargada de odio y repulsa, una mirada que si estas matasen hubiera asesinado al guerrero más pintado y mas diestro con las armas.
- Belessa- dijo una voz grave desde detrás de ella- ¿Qué haces ahí parada?
- La mujer se fue dando la vuelta poco a poco y se quedo cara a cara con uno de los guardias personales de Hogger, un mastodonte que no hubiera podido resolver ningún problema razonando, solo existía para el dos formas de razonar, el hacha y el sexo, nada mas- Vaya…Thuk pensé que te habían mandado a una misión importante- dijo ella tomando distancia entre ellos.
- ¿A mí?- dijo el señalando su pecho con uno de sus gruesos dedos.
- Claro…el hombre más inteligente de toda la aldea, el que mejor sabe persuadir a sus enemigos- dijo ensanchando los labios en una sonrisa mientras iba citando cualidades que sabia jamás llegaría a tener ese bruto.
- Los ojos de Thuk centellearon de furia al darse cuenta de la mofa y su mano se alzo para abofetear a la mujer, una mano mucho más grande atrapo su muñeca antes de que su mano hiciera contacto con la cara de la mujer- ¿Por qué pegas a mi protegida Thuk?
- Mi…mi señor…creo que ella se volvió a pasar de lista conmigo…nunca he dejado que nadie haga eso, ningún hombre que se precie ha vivido después de mofarse de mi- dijo sacando pecho el bárbaro.
- Pero Thuk…yo no soy un hombre, soy una mujer ¿recuerdas?- dijo ensanchando mas su sonrisa- ¿qué clase de guerrero serias si hirieras a una mujer?
- Thuk se libero de la mano de su señor y gruño algo por lo bajo que ninguno de los dos pudieron descifrar- Algún día bruja…algún día…
Belessa sonrió mas aun y entrelazo su brazo al de Hogger haciendo pasar a su tienda, no sin antes volver a mirar la cabeza del antiguo señor de la guerra Urka, gracias al frio se descomponía mucho más despacio, parecía que los dioses quisieran reírse de un hombre que lo había dado todo por su pueblo. Un hombre que no había buscado lo mismo que Hogger, un hombre que simplemente había querido vivir en paz con el mundo exterior aislado de los conflictos y del derramamiento de sangre.
- Algún día no estaré para parar a Thuk y sabes que no es muy listo pero sí que es fuerte y tus trucos de magia no podrán hacer nada contra el- dijo el jefe de guerra sentándose cerca de una hoguera encendida.
- Oh vamos mi señor, no creo que Thuk pueda pegarme, más bien querría poseerme como hace con todas las mujeres de la aldea que le dejan, además se cuando me paso de la raya, no soy…tonta.
- Lo sé Belessa y eso a veces me asusta- dijo el hombre mirando su hacha.
- Ella sonrió- Me tenéis bien atada mi señor, soy un regalo de la dama a la que liberasteis ¿recordáis?- dijo intentando no dejar que la rabia acompañara a sus palabras.
- El jefe de guerra asintió- Y espero que no olvides las palabras que dedique a la sepultura de la dama de la que hablas.
- ¿Cómo olvidarlo mi señor? Yo nunca olvido…nunca mi señor- dijo haciendo una especie de reverencia.
- Hogger sonrió de oreja a oreja- Haces bien, pues no tendría reparos en hacerte lo mismo que a ella y ya sabes que esto me da poder sobre ti- dijo el jefe de guerra acariciando un colgante, colgante que consistía de una cadena dorada y un amuleto redondeado lleno de runas por todas partes.
- Belessa miro el colgante, miro su libertad, su venganza y exagero mucho mas su reverencia- Mi señor ¿no confiáis en mi?
- Claro que si querida Belessa, pero esto me da digámoslo así…más seguridad de tu servidumbre.
La mujer salió de la tienda a pasos largos y presurosos, la había vuelto a tocar, la había vuelto a intentar poseer, las lagrimas intentaban llegar a sus ojos, pero en su momento ella se juro que no lloraría, que no daría ese placer a esos barbaros, jamás una lagrima caería delante de ellos, jamás les daría el placer de verla llorar de rabia u odio hacia los que se creían sus amos.
Entro en la tienda que le habían dado y dejo caer su vestido, rápidamente se enjabono y lavo, se froto con fuerza para quitarse el olor de ese bastardo y el calor de sus manos y de sus labios, después de lavarse se arropo con una gran piel de oso y se acurruco en su camastro releyendo el libro de su señora…
- Valkyr…mi señora…mi ama…- susurro mientras pasaba pagina a pagina con cuidado de no mantener mucho tiempo la mirada fija en las escrituras, pues muchos hechizos estaban protegidos por magia o eran demasiado avanzados para ella, sabía que si mantenía la mirada fija durante mucho tiempo acabaría volviéndose loca.
Se dejo caer en su camastro y cerró los ojos recordando los tiempos en los que Urka y su señora habían sido jefe de guerra y chaman de la tribu, recordó como una noche fue arrancada de su hogar y traída ante esa mujer, en el momento que la vio supo que merecería la pena servirla, que las dos buscaban lo mismo, el conocimiento y el poder de la magia, tanto elemental como arcana, una fusión de ambas que las diera el conocimiento supremo, jamás intento traicionar esa alianza, nunca pensó en intentar romper el vinculo con esa mujer, es más, se unió a ella con un pacto de sangre, la regalo su sangre que esta uso para escribir las runas de amistad en un medallón, un medallón que la ligaba al alma y la voluntad de quien lo portara.
Belessa no dudo en aceptar ese pacto, no dudo en entregar lo más preciado de ella a esa mujer y ese fue su error, su mayor error confiar en la lealtad de los barbaros, pues en pocos meses después de aquello se inicio una revuelta, todos esos engendros buscaban volver a la guerra, buscaban de nuevo una gran guerra contra los caballeros, contra los afeminados con placas decían ellos, Urka se opuso a ello y Valkyr apoyo a su amado, ese fue el error que cometieron ellos…ir en contra de una tribu de seres llevados por la sangre, en poco tiempo Hogger gano suficiente poder como para retar a Urka en el circulo de hielo, ese gran anfiteatro hecho por algún tipo de dios y allí firmo su final, un combate amañado le llevo a una muerte que él no merecía.
Ahora si dejo caer alguna lagrima pero esta de dolor por un hombre que no había hecho ningún mal a su pueblo, si no al contrario un gran bien, apretó con fuerza contra si la piel que la cubría y dejo caer otras lagrimas por su señora, asesinada la noche siguiente por no querer complacer a Hogger en sus deseos carnales y bélicos, después de esa noche, sin saber porque Hogger se coloco el medallón sin dar tiempo a Belessa a poder recuperarlo y desde entonces…desde entonces se sentía desdichada cada día, se sentía con ansias de venganza de hacerles sufrir lo que ella estaba sufriendo…
- Y lo conseguiré- dijo en un susurro- conseguiré que ese paladín te mate Hogger, conseguiré mi libertad…y entonces….entonces…sabrás porque me trajo Valkyr- una sonrisa se dibujo en los labios de Belessa antes de caer dormida arropada por la piel que tantas noches había cobijado al jefe de guerra y la chaman de la tribu- ese paladín es la llave.
Thronar paso la noche atado en aquel lugar pensando en los horrores que podrían sobrevenirle a su señora y a esa extraña mujer toda vestida de negro, poco pudo dormir debido a las ataduras y a los extraños canticos entonados por los barbaros en el campamento, canticos acompañados de tambores y de sonidos sordos como si de pisotones se trataran, el caballero miro su espada y armadura puestas en la entrada de la puerta, que tortura tenerlas tan cerca y no poder cogerlas para defenderse a sí mismo y cumplir las promesas hechas a esos dos damas de inigualable belleza.
- Pongo por testigo a la fuerza divina de la luz que acabare con esta barbarie sea de la forma que sea, no dejare que se sigan profanando las cosas de este modo en este lugar.
Se tumbo hecho un ovillo en el suelo cubierto de mantas y en menos tiempo del que esperaba se quedo dormido, no un sueño reparador pero al menos si un sueño no acompañado de un golpe en la cabeza o la inconsciencia.
La mañana llego para el caballero como un jarro de agua fría, las voces de una mujer pidiendo socorro le sacaron de su duermevela, una voz que poco a poco se fue abriendo paso en su embotada mente y que reconoció como la voz de su reina, de la mujer a la que había venido a rescatar a este lugar apartado de la mano de los dioses. Lucho con las pocas fuerzas que tenia por romper las cadenas, gruño y gimió al sentir el dolor en sus extremidades pero no se dio por vencido hasta que no sintió el cálido liquido que nos da la vida resbalar por sus muñecas ahora desprovistas de armadura.
Volvió a dejarse caer en el suelo cubierto de mantas y maldijo en voz alta a todos los barbaros y a todos los seres que allí vivían, grito hasta quedarse afónico, pero la respuesta a sus gritos fue siempre la misma, o un silencio sepulcral o las risotadas de esos malnacidos, fue esa misma tarde cuando ya iba a darse por vencido, cuando estaba empezando a caer en el desanimo cuando paso lo que jamás pensó que pasaría, cuando los hechos al fin dieron un giro a favor del joven paladín de la luz.
Las lonas de la entrada del lugar en el que se encontraba preso el muchacho desde hacía ya dos días se abrieron dejando que la claridad acompañara a quien entrara, los tímidos rayos de sol que entraron hicieron que el joven cubriera con las palmas de sus manos sus ojos acostumbrados a la penumbra de su nuevo hogar, intento levantarse para que quien quiera que fuera quien había entrado no le viera sentado, intento mostrarse lo más amenazador posible, pero al ir de nuevo recuperando la visión se dio cuenta de que no debía de temer a su visitante o mejor dicho a sus visitantes.
Dos mujeres, una vestida de negro y la otra vestida con las pieles de los barbaros de ese lugar, su pelo rojizo caía como una cascada sobre su espalda donde había también asentada una poderosa mandoble, la mujer miro de arriba abajo al caballero y negó con la cabeza a la ya conocida mujer de negro. Esta tubo un corto dialogo en la lengua común de los habitantes de ese lugar parecía más que hablar rogar, pero al fin y al cabo que podía decir el, un inculto en esa lengua, miro de una mujer a otra, rezo a los dioses porque las cosas salieran bien, porque de algún modo u otro esa mujer pelirroja fuera una aliada que le ayudara a salir de allí con su reina.
- La mujer de negro asintió haciendo una reverencia – Así lo haré mi señora- dijo de nuevo hablando en la lengua en la que podía entender el muchacho y dejo a solas a la mujer pelirroja y a Thronar.
- La mujer pelirroja desenfundo el mandoble lentamente, dejando que el ruido del acero fuera el único ruido que se escuchara en la habitación miro la hoja con runas de su arma y la clavo en el suelo delante de ella- Mi nombre es Crhona- dijo en un marcado común.
- El mío es…Thronar- dijo el caballero mirando las indescifrables runas que adornaban el arma de la mujer.
- Ella saco de uno de sus zurrones algo de comida y le ofreció una cantimplora al caballero- Bebe y come Thronar, pues tenemos mucho trabajo y poco tiempo- dijo sentándose delante de el con las piernas cruzadas.
- Belessa me ha informado de que quieres derrocar a Hogger, de que quieres rescatar a esa prisionera de tus tierras, pero yo te pregunto ¿Por qué rescatarla? ¿Por qué ir en contra de las órdenes de tu rey?
- No creo que una guerra no se lleve a cabo por la muerte de una persona inocente mi señora…no creo que se deba de derramar la sangre de alguien que no porta armas o sabe al menos manejarlas- dijo el caballero mientras intentaba comer con decoro, algo arto difícil ya que era una de las veces que más hambre había tenido.
- La mujer cargo el peso de su cabeza de un lado a otro como meditando su respuesta y sus ojos color marrones claros volvieron a buscar los verdes del caballero- ¿Solo quieres a la prisionera? ¿No anhelas el medallón o el arma de Hogger?
- El negó- no sé nada de medallones o armas mi señora, mi deseo es volver a mi país con mi reina nada mas…no intento arrebatar nada que pertenezca a vuestra cultura.
- Ella rio, pero no fue una risa con mofa, no fue una risa hiriente si no una risa en la que se demostraba esperanza de conseguir algo, Crhona palmeo la espalda del caballero, de una forma tan fuerte como la de un caballero entrenado para portar placas y escudo- está bien Thronar entonces te propongo un trato- dijo sonriendo.
- Trhonar miro curioso a la mujer- ¿Por qué traicionar a los vuestros? Si se me permite la pregunta.
- Ella sonrió- Hogger tomo el poder de forma violenta, nadie quiere seguir sus ordenes o las de sus tenientes, son gente sin orgullo y sin honor, si quieren algo lo roban, si desean algo lo violan…por muy barbaros que nos veáis en vuestra civilización nosotros también tenemos un código de honor caballero.
- Trhonar asintió acabando de morder un trozo de fruta- Asique…seria una especie de revuelta contra Hogger
- Mas o menos, pero será más simple, no habrá derramamiento de sangre de guerreros barbaros, no habrá matanzas o asesinatos simplemente un duelo- dijo ella levantándose.
- ¿Un duelo? ¿Quién…? ¿Tu le retaras?- dijo dejando sobre una de las mantas el hueso de la fruta que ya se había comido en un visto y no visto.
- Ella negó con la cabeza- Si lo hiciera yo la tribu se vería desfragmentada en dos bandos, pero si lo hace alguien de fuera… ¿Quién sabe? Tal vez sea un duelo justo.
- El caballero asintió sin pensárselo dos veces- Trato hecho Crhona.
- Espera, espera Trhonar hay más, si vences y acabas con Hogger te entregaremos a tu reina, montura para los dos, provisiones y un guía hasta la frontera de tus tierras, pero el arma de Hogger y el medallón como ya te he dicho, serán para la tribu o para quien yo crea oportuno entregar.
- Trhonar suspiro, sabía que no estaba en disposición de negociar, pero tanto nombrar el amuleto o medallón y el arma del jefe de guerra le estaba dando que pensar, pero…debía de actuar rápido, sabía que otra oportunidad de ser libre y poder liberar a su reina no se presentaría así como así, además…estaba esa Belessa que había dado la cara por él, no podía fallarla, se levanto y tendió su mano diestra hacia la llamada Crhona- Sea así pues el trato.
- Crhona sonrió y estrecho la mano del caballero con fuerza- Belessa me dijo que serias una buena apuesta, no nos falles y te prometo que llegaras a casa, luego allí si yo fuera tu rey sinceramente te castigaría por contravenir una de mis órdenes.
- Trhonar asintió- Seguramente así sea…pero mi honor me impedía esto y si como me has dicho en tu pueblo hay ese tipo de honor tal vez por una parte me entiendas.
- Ella desclavo su espada y las runas brillaron en un color rojo fuego antes de volver a ser enfundadas, camino despacio hacia la salida sin prisas, pues debía de pensar aun en cómo organizar el reto entre el caballero y el jefe de guerra- mantente vivo Thronar lo demás déjamelo a mí.
Comentarios de los pobladores
Escrito el 10/02/2011
Cada nuva entrega me engancha más y más Airion. Echaba de menos una saga en forma de relato como ésta, de verdad. Te voto con lo máximo por mantener alta la intriga, buena calidad de diálogos, y por tener constancia en seguir la saga.
Mis más sinceras felicitaciones.
Escrito el 10/02/2011
Heraldo (121 PGS)
Aventurero Solitario
Muchas gracias Camus la verdad que me estoy intentando esforzar por hacerlo lo mejor posible, me alegra que mantenga la intriga y espero que la proxima entrega te guste tanto como esta.
Gracias por dejar comentarios, siempre se aprende de ellos o le hacen a uno sentirse contento porque gusta lo que hace.
Escrito el 11/02/2011
La verdad me está gustando más a medida que avanza la saga, y soy persona muy crítica :P.
Aparte, el estar pendiente de los comentarios es algo muy a aplaudir por tu cuenta, se nota un interés por el seguimiento.
por ahora vas por el sendero de convertir esto en un relato de esos épicos, la narrativa y sobre todo los diálogos son un fuerte ingrediente que sabes hasta un punto explotar, con naturalidad pero sin sin faltar al lenguaje de la época. Y buenas descripciones metidas entre charla y charla, describiendo un poco más la situación. Un claro ejemplo de cómo con un buen guión se puede montar una buena historia.
Escrito el 15/02/2011
Al igual que la primera parte que hiciste, una historia muy entretenida. Me encanta como escribís muchos de los que aquí lo haceis habitualmente y espero que no dejeis de hacerlo nunca.
Escrito el 16/02/2011
Vampiro plebeyo (2879 PGS)
Aventurero Solitario
Como no podía ser de otra forma, muy buena continuación esta tercera parte de la saga. Me gustaría recomendarte algo, pero sinceramente no veo el qué, me ha gusta mucho la lectura de tus escritos, se hace sencilla y enriquecedora. Eso sí, te quedas con ganas de leer más, lo que es buen síntoma sin lugar a dudas jaja
Escrito el 30/04/2014
Me ha encantado tu saga, poco más que decirte. Ojalá vuelvas por aquí y pueda seguir leyendo cosas tuyas.
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Es gratis y nunca te pediremos nada, prometido :)