Inicialmente estaba concebido como una suerte de juego de terror en la onda de títulos como Amnesia. No en vano, la palabra Draugen deriva del "draugr" nórdico que se emplea para referirse a fantasmas. El Draugen forma parte del folklore noruego, y hace referencia al fantasma de un pescador o marinero que perdió la vida en el mar y vuelve en las noches de tormenta para reclamar las almas de los vivos y arrastrarlos con ellos a las profundidades. Pese a que finalmente no estamos ante un título de terror puro, esta aventura de exploración en primera persona conserva los toques misteriosos y sobrenaturales con los que fue concebida inicialmente. La aventura transcurre en los preciosos parajes de los fiordos y montañas de la noruega rural de los años 20, los cuales han sido recreados con un elevado nivel de detalle, y además veremos cómo varían en función del clima y del mismísimo estado mental de nuestro protagonista, el cual ejerce como narrador y cuya credibilidad será puesta en tela de juicio a lo largo del juego.
Acompañaremos a Edward, un americano que busca a su hermana desaparecida en misteriosas circunstancias. Pero nuestro protagonista no estará solo, ya que estará acompañado en todo momento de Lissie, una joven muchacha que será uno de los principales puntos diferenciadores del título. Y es que nuestra acompañante será un personaje vivo, independiente y realista, con el que deberemos interactuar mediante un sistema de diálogos dinámicos sumamente convincente y lleno de posibilidades.
Los gráficos son renderizados que mejoran según la calidad gráfica que activemos en nuestro pc, que en nivel muy alto, resulta en escenarios de tonos pasteles que recuerdan mucho a un cuadro.
Los personajes y todo el ambiente está montado en un 3D impulsado por el motor Unreal.
Destaca cómo se alcanza una aguzada realidad en los detalles de las hojas de los árboles, el agua, o el mismo suelo. Todos los gráficos se van creando en vivo según vayamos haciendo cosas en una zona, de forma que al tirar un líquido, el suelo se manchará de forma lineal mientras ese líquido vertido se expande. El cielo, igualmente, va moviendo las nubes de forma errática según el algoritmo físico del motor gráfico, o lo que es lo mismo, nunca verás dos cielos iguales.
Los sonidos encuadran nuestra andanza con bastante acierto en el sentido que van cambiando según la situación. En entornos tranquilos o esperanzadores, se presenta una orquesta de fondo que provoca sosiego y paz, mientras que en escenas de tensión o miedo, se agudizan los sonidos con puntos estridentes y tonos muchos más graves.
Las voces son cambiantes en cada personaje, no coincidiendo ninguno en el tono (son distintos dobladores, lo que se agradece).
Los ruidos de objetos y procesos que provoquemos (andando, cogiendo cosas, etc) conservan su lógica, aunque siempre serán los mismos independientemente de cuántas veces lo hagamos.
Se maneja a Edward en tercera persona, con una sistema de movimiento suave y bastante libre, guiado siempre por el típico mundo virtualmente abierto pero que en verdad está guiado por barreras invisibles tales a montañas, piedras o zonas a las que no se puede acceder por cualquier otra razón.
Los procesos de integración de la historia con nuestros movimientos conservan una perfecta armonía y simbiosis, y estamos siempre al tanto de qué hacemos, dónde estamos y porqué.
La interacción con otros personajes se mide según el momento en el que estemos, ofreciéndonos una conversación u objeto u otro dependiendo del momento. Los diálogos, asimismo, son bastante ricos y cambiantes.
El juego se ofrece en castellano perfectamente traducido tanto en los textos como en las voces. Todas las voces son distintas entre sí.