Cómo nos ha cambiado la pandemia
No olvidar la mascarilla al salir de casa. Gel hidroalcohólico en cada esquina. Videollamadas con la abuela que antes casi ni sabía usar el móvil. La pandemia ha trastocado lo cotidiano. Algunos son cambios muy visibles —mascarillas, videollamadas—, pero un análisis estadístico de diferentes sectores en 2020 muestra otros hábitos en los que no solemos reparar tanto: hemos abandonado el dinero físico o compramos un 40% menos de ropa —¿para qué estrenar un vestido nuevo en casa?—. Quienes tienen trabajo, ahorran más y compran menos pisos por miedo al futuro. Estudiamos y trabajamos a distancia; vamos menos al gimnasio y hacemos más deporte en la calle, fumamos y bebemos menos en general, pero algo más en el hogar. Los restaurantes han sido sustituidos por la comida a domicilio. Viajamos mucho menos, claro. Y es probable que cuando las restricciones se levanten muchos hábitos cotidianos no vuelvan a ser como antes.
SALIDA DE CASA. La pandemia de coronavirus ha trastocado las rutinas diarias de las familias. La mascarilla se ha convertido en un accesorio obligatorio en cualquier espacio público, mientras que en los espacios cerrados la ventilación es ahora imprescindible para mantener el aire limpio. Pero salir de casa no es siempre una opción, tanto por la imposición del teletrabajo, que ha llegado a triplicarse en 2020, como por la necesidad de atender a un menor en cuarentena. Tras las vacaciones de Navidad, el 1,2% de las aulas, unas 4.000, llegaron a estar confinadas. El mayor pico fue en octubre, con un 2%.
ENTRADA EN EL COLEGIO Y TRANSPORTE. Niños arremolinados y padres charlando era la estampa característica de la entrada a un centro escolar hace un año. Ahora, cada grupo familiar aguarda en una fila, separado del resto por 1,5 metros de distancia. Los niños entran de uno en uno, se desinfectan los zapatos y un responsable del colegio les toma la temperatura. Una vez que los padres han dejado a sus hijos en la escuela, prefieren tomar el coche si tienen que dirigirse al trabajo. El transporte público ha experimentado una caída de entre un 40% y un 50% en 2020, mientras que los desplazamientos en coche lo han hecho entre un 15% y un 20%.
EN EL TRABAJO. La distancia social se ha impuesto en los centros de trabajo, donde ahora es muy habitual encontrar asientos alternos vacíos, para guardar una distancia de al menos 1,5 metros. También han desaparecido las comidas grupales —sustituidas por almuerzos individuales en la propia mesa—, se han reducido las reuniones y fomentado las videoconferencias y se han extremado las medidas de limpieza, cumpliendo con las recomendaciones ofrecidas por el Ministerio de Sanidad en la guía de Buenas prácticas en los centros de trabajo. De acuerdo con estos consejos, las empresas también deben facilitar todos las medidas de protección que sean necesarias para los trabajadores que desempeñan su función de cara al público.
COMPRA DE ALIMENTOS Y VIDA SOCIAL. Aunque los supermercados y tiendas de productos de primera necesidad han permanecido siempre abiertos desde que estalló la pandemia, muchos consumidores se han decantado por el comercio electrónico, que ha pasado en un año del 9% al 14%, es decir, ha crecido lo mismo que en los cinco años anteriores. Mientras tanto, las relaciones sociales se han desmoronado. Las visitas a familiares —muchas residencias han limitado o prohibido las visitas por la pandemia— y a amigos han sido sustituidas por las videoconferencias. Zoom ha pasado en un año de 10 millones de usuarios a 300 en todo el mundo.
OCIO AUDIOVISUAL Y CENA. El número de espectadores en el cine ha caído de los 105,5 millones de 2019 a 28,2 millones en 2020. El teatro también ha experimentado un gran retroceso, con un desplome del 62%. De forma paralela, las plataformas de televisión en streaming han multiplicado el número de abonados. De acuerdo con una encuesta, en 2019 el 35,3% de personas entrevistadas aseguraron que habían consumido películas o series en Netflix. En 2020, ese porcentaje ha pasado a un 44,9%. Otro de los grandes damnificados en el sector del ocio ha sido la restauración: el número de bares y restaurantes ha caído en un año un 27%. Al mismo tiempo, se ha disparado el reparto de comida a domicilio y entre Glovo, JustEat y UberEats han pasado de sumar conjuntamente 23.000 restaurantes adscritos a 44.000.
Pocos libros para tanto Netflix
Cine y teatro han vivido una hecatombe. Las salas cinematográficas han perdido un 72% de los espectadores en 2020, y los teatros un 62%, según ambas patronales. Entonces, ¿cómo nos divertimos? Pegados a la pantalla, pero en casa: si en 2019 veíamos la tele de media 3 horas y 41 minutos, el pasado enero ya eran 4 horas y 19 minutos. Además, nos hemos lanzado a consumir cine y series en plataformas digitales como Netflix, HBO, Filmin, Amazon Prime o Disney que, según el EGM, llegan ya a más de la mitad de los españoles (el año anterior era al 33,7%, 20 puntos menos). Mientras, iVoox, una de las principales aplicaciones de audio en internet, incrementó sus usuarios un 30% en España.
Como expone Joaquim Rius, profesor de Antropología Social de la Universidad de Valencia, “el confinamiento ha digitalizado las relaciones sociales, laborales y de consumo. Lo digital ha facilitado el poder continuar, pero también establece nuevas reglas con ganadores y perdedores”. Según este experto, “el sector cultural es uno de los grandes damnificados en España, porque ahora hay grandes corporaciones que se quedan la gran parte del pastel cinematográfico, del libro y de la música”. Y concluye: “los datos de 2020 nos anuncian la desaparición de sectores enteros de la industria cultural. O hay un apoyo decidido del sector público, o cuando reabran con normalidad cines y teatros la gente no volverá”.
A pesar de estar más tiempo en casa, no hemos leído mucho más. El Barómetro de la Lectura muestra que durante el confinamiento los lectores frecuentes (al menos una vez a la semana) pasaron del 50% al 57% del año anterior, pero cuando volvimos a salir a la calle bajó hasta el 53%, es decir, un ligero crecimiento. En cambio, hemos jugado más en familia: los juegos de mesa han crecido un 8%, los puzles, un 30% y los juguetes de construcción, un 50%, según los fabricantes españoles.
85.000 bares y restaurantes menos
De los 316.000 establecimientos hosteleros que había en 2019, han cerrado ya 85.000. La facturación anual del sector entre enero y noviembre fue un 50% inferior a la del año anterior durante esos mismos meses (70.000 millones de euros en pérdidas), según la Confederación Empresarial de Hostelería de España. En cambio, pedimos más comida a domicilio: JustEat, UberEats y Glovo, tres de las principales plataformas de reparto, han duplicado los restaurantes que trabajan con ellos (16.000 la primera, 13.000 la segunda y 18.000 la tercera).
Pero permutar una cosa por la otra no es tan sencillo. Carlos María Alcover, catedrático de Psicología Social de la Universidad Rey Juan Carlos, lo explica así: “La satisfacción que se obtiene de esa comida traída a casa es muy inferior a la de la satisfacción en el sitio real. Aunque la gente coma lo mismo, al no hacerlo en el entorno habitual se convierte en una experiencia anticlímax. En un restaurante no es solo lo que comes, sino la ceremonia que hay alrededor”. Además, hemos cocinado más: la patronal AECOC explica que la facturación del sector de alimentación ha crecido un 6,4% en 2020, tanto en frescos (6,5%) como en envasados (6,4%).
Sin bares, bebemos y fumamos menos. Las patronales de vino, cerveza y bebidas espirituosas confirman caídas de ventas del 40% y el 50% en hostelería, si bien hay un ligero aumento de las ventas a particulares. Por ejemplo, en 2019 se vendieron 11,07 millones de hectolitros de vino, 3,55 de ellos para tomar en casa, mientras que en 2020 fueron 9,06 (un amplio descenso), pero se tomaron más en domicilios (4,57). La Mesa del Tabaco confirma que la venta de cajetillas ha caído un 8% este año. Alcover considera que “tanto el consumo de alcohol como de tabaco son muy sociales, hay gente que no bebe en casa, pero sí fuera con amigos. Uno normalmente no se compra una botella de vino buena para tomársela en casa solo. Porque no es el vino o el whisky, sino el contexto”.
Aversión a tocar el dinero
Para José Luis Nueno, titular de la cátedra Intent HQ de Cambios en el Comportamiento del Consumidor del IESE, “ha habido un trasvase de papel moneda a tarjeta. Un reciente estudio de Minsait explica que un 70% de los españoles ha reducido o abandonado el pago con dinero y que un 60% ha sentido aversión a tocar el dinero o un cajero”. Según el Banco de España, en el segundo trimestre de 2020 sacamos casi un 52% menos de dinero del cajero, y en el tercero un 26% menos; en cambio, las operaciones con tarjeta tan solo se redujeron en el segundo trimestre, mientras que en el tercero aumentaron un 16% (al ritmo del año anterior).
La incertidumbre también nos ha llevado a pedir menos créditos al consumo (en torno al 30%) y a comprar menos casas (un 17%). Como argumenta Nueno, “el ahorro de los hogares de la zona euro ha alcanzado niveles sin precedentes, primero porque el confinamiento impidió el consumo y luego por la incertidumbre: la gente tiene miedo a perder el empleo y conseguir uno peor, por eso se curan en salud y retrasan las decisiones de compra”. Entre enero y septiembre de 2020, los españoles ahorraron casi 40.000 millones de euros, según el Banco de España.
Comprar chándales desde el sofá
Cada vez vamos menos a las tiendas: La Confederación Española de Comercio estima una caída de ventas del 20% al 25%, mientras que alrededor del 15% de los locales han cerrado. El experto del IESE lo explica así: “Hay miedo a ir a los establecimientos, y el hartazgo de llegar, esperar y hacer colas. La gente va menos al punto de venta físico y eso puede continuar”. En cambio, compramos más por internet, según expone la Asociación Española de Economía Digital: “En 2020 turismo y ticketing de espectáculos, dos de los sectores más relevantes, se desplomaron por razones obvias, mientras que otros como alimentación, moda o electrónica de consumo crecieron notablemente, posiblemente por encima de un 30%”.
Nueno tercia: “Los consumidores se lanzaron a las compras online y cuatro sectores se han beneficiado mucho, la alimentación, que ha duplicado su cuota online del 2% al 4% con un 14% de crecimiento; la moda, que ha aumentado su cuota con marketplaces [tiendas online] de lujo; la electrónica, beneficiada por el teletrabajo, y los productos de hogar, decoración y bricolaje. También ha crecido muchísimo la comida a domicilio”. El profesor del IESE apunta que “el comercio electrónico ha pasado del 9% al 14%, es decir, ha crecido en un año igual que en los cinco anteriores”. Se ha vendido más moda por internet pero, en general, hemos comprado mucha menos ropa: la Asociación Empresarial del Comercio Textil estima una caída del 41% en el año. Un portavoz de El Corte Inglés explica que “los hábitos han girado hacia una ropa más cómoda, para estar o trabajar en casa, alejada de la ropa de temporada”.
Tanto esta cadena como Decathlon confirman —sin dar datos específicos— que se han vendido mucha más ropa y artículos para hacer deporte en casa. Tras el confinamiento, apostamos por deportes individuales en el exterior, como correr y montar en bici. La venta de bicicletas creció en mayo un 30% y, aunque el sector todavía no tiene cifras del año, se esperan grandes crecimientos. En cambio, hemos dejado de ir al gimnasio: FNEID, la patronal de los centros deportivos, estima una bajada de un 53% de la facturación y de un 50% de los inscritos.
Más Zoom y menos AVE
Dado que las restricciones a la movilidad continúan, no es sorprendente que ahora viajemos muchísimo menos: un 66% menos en AVE y un 60% menos en media distancia de Renfe, un 72% menos en avión. Las escapadas de fin de semana están de capa caída. En las ciudades, el transporte público ha bajado entre un 40% y un 50%, mientras el uso del coche tan solo lo ha hecho entre un 15% y un 20% (datos a noviembre recopilados por EL PAÍS). A las restricciones se suma el miedo al contagio en medios donde suele haber aglomeraciones, si bien el transporte público es, en general, seguro.
Cada vez trabajamos y estudiamos más en casa. En 2019, el 4,8% de los empleados hacían teletrabajo habitual (más de la mitad de los días) —y otros 3,5%, ocasional—, según el INE; el año siguiente, las cifras han llegado a triplicarse: en el primer trimestre, los teletrabajadores habituales llegaron al16,2%; en el segundo y en el tercero, en torno al 10%.
Algo similar ocurre en la universidad: la matriculación en las grandes universidades presenciales ha caído ligeramente este curso, mientras sube mucho en dos de las principales a distancia, como la UNED (13%) y la Universitat Oberta de Catalunya (14%), donde además las matrículas siguen abiertas. En secundaria, solo cuatro comunidades tienen presencialidad completa, mientras que otras 13 aplican jornadas alternas de clases presenciales y virtuales. Paralelamente, las apps de videollamadas han crecido de forma exponencial en todo el mundo: Zoom pasó de 10 millones de usuarios a 300, mientras Teams subió de 20 millones a 115.
El deseo de una mascota o una pareja
El agobio por el confinamiento ha llevado a que más gente haya buscado un animal de compañía en 2020: el Registro Informático Valenciano de Identificación Animal ha contabilizado un 37,6% más de adopciones de perros y un 17,2% más de compras. Los datos nacionales todavía no están, pero se espera una tendencia similar. Como señala José Vicente Pestana, profesor de Psicología Social de la Universidad de Barcelona, “tener mascota tiene un efecto psicológico muy positivo, porque vehicula cosas que las familias no son capaces de decirse a la cara. Pero hay que estar atentos para ver si esto no desemboca en una explosión de abandono de animales más adelante”.
La búsqueda de pareja también se ha incrementado, tal vez por el recuerdo de un confinamiento en solitario: la aplicación de citas Adoptauntio dice que las conexiones aumentaron un 20% respecto al año anterior; Tinder, otra red social de este tipo, no ofrece datos pero confirma que “la plataforma fue un lugar de encuentro para muchos usuarios”; mientras que la agencia matrimonial Lazos también ha notado un incremento de usuarios del 20%.
Crece el miedo a morir
Tantas novedades en tan poco tiempo, explica Alcover, tienen efectos psicológicos: “Los cambios durante el confinamiento se aceptaron porque era una situación excepcional. El cambio de hábitos posterior se ha tolerado peor porque cuando vuelves a la situación anterior pero no puedes hacer lo de antes, a las personas les cuesta más adaptarse”. Este experto considera que “a veces, una experimentación forzada como la actual puede hacer que la gente cambie sus hábitos y no vuelva a lo anterior. En la gripe española de 1918, que duró mucho tiempo, se modificaron los contactos y disminuyeron las aglomeraciones, y tras la Gran Depresión se cambiaron los hábitos de consumo”.
Una reciente encuesta del CIS muestra que casi uno de cada cuatro españoles (el 23,4%) ha sentido mucho o bastante “miedo a morir debido al coronavirus”, y siete de cada 10 (68,6%) han sentido mucho o bastante miedo a perder algún familiar o ser querido. Los tranquilizantes y los antidepresivos crecieron un 4%, según la Federación Empresarial de Farmacéuticos. El Consejo General de la Psicología no dispone aún de cifras para saber si han aumentado las visitas a estos profesionales, pero todo indica que el impacto de estas preocupaciones en la salud mental va a ser importante.
Aunque hemos pedido más o menos las mismas citas en el médico que antes de la pandemia, muchas veces han sido telefónicas, que son ya el 38% del total en Andalucía y el 60% en Galicia (entre las pocas que ofrecen datos). UGT estima que el 75% de las primeras consultas de atención primaria en Madrid son ya telefónicas. Además, nuestra visión ha empeorado un 57% por el uso de tantas pantallas, según un estudio de Visión y Vida.
Por último, hay varios cambios sociales que ya se empiezan a intuir. Por ejemplo, en el primer semestre de 2020 se realizaron un 60,83% menos de bodas, según el INE, pero no sabemos si la tendencia ha continuado. Los divorcios crecieron un 16% en el tercer trimestre, según el CGPJ, pero al final de año cayeron un 13,3%. Para Alcover, “que haya menos bodas puede deberse a que las expectativas ante el futuro son inciertas y la gente cancela sus planes. Y una convivencia forzada aumenta los divorcios; de hecho, el mayor número de separaciones se produce tras las vacaciones”. En cuanto a nacimientos, en el primer semestre bajaron un 4% (según el INE), pero la pandemia ha acelerado esta tendencia: los datos parciales de los registros civiles muestran una caída de más del 22% en diciembre y enero. Esto ocurre también en los países de nuestro entorno: según una recopilación de The Wall Street Journal, los partos en enero han bajado un 21% en Italia y un 13,5% en Francia. Es probable que la pandemia tenga efectos alarmantes en las ya de por sí bajas tasas de natalidad españolas.
Comentarios de los pobladores
Escrito el 09/02/2022
Maga (2733 PGS)
Aventurero Solitario
No solo nos ha cambiado durante este año, sino que este cambio seguirá presente durante muchos más. Os aseguro que gran parte de la población seguirá usando la mascarilla y seguramente el covid se convierta en una enfermedad endemica del país y tengamos que estar cada año con una vacuna.
Sobre la natalidad yo creo que se recuperará tarde o temprano. Es normal que la gente no haya tenido hijos en plena pandemia pero la cosa cambiará seguro
Escrito el 10/02/2022
Sin ánimo de profundizar mucho, el artículo ha sido un descubrimiento anthony. Da gusto una redacción y una claridad de exposición como esta.
En algunas cosas estaré de acuerdo y en otras no, pero en general, la lectura has sido amena.
Punto importante: Un párrafo sobre las vacunas hubiera estado bien... porque anda que no nos ha dado qué pensar y nos ha cambiado el pensar en vacunas jaja
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