Mantenerse en lo alto es mucho más difícil que llegar. Julia está en la cúspide de su poder, pero la traición y la división familiar amenazan con echarlo todo a perder y bajarla hasta hacerla desaparecer de todo el ambiente mediático que tanto le aporta. Para colmo de males, el médico Galeno diagnostica que la emperatriz padece lo que él, en griego, llama karkinos, y que los romanos, en latín, denominan cáncer, acortando su estancia entre los vivos en cuestión de meses.
El enfrentamiento brutal entre sus dos hijos por la herencia del trono aboca la dinastía de Julia al colapso total, haciéndose notar en el día a día de la población que comanda y entre sus personas de confianza, que ya la ven como alguien derrotada. En medio del dolor físico y moral que padece la augusta, cualquier persona normal se hubiera rendido, mas ella no, aún no. Y eso que se le acumulan tantos desastres que Julia siente que es como si luchara contra los mismísimos dioses de Roma en una guerra que de antemano no parece poder ganar nunca.
Pero en medio del caos, una historia de amor más fuerte que la muerte surge para salvarla. Es una pasión capaz de superar pruebas imposibles y que emerge al rescate de Julia de forma incondicional. Nada está perdido todavía. La partida por el control del imperio continúa.