Sí, sí, es un mundo deprimente, castigado por la dependencia y las calles sucias y necesitada de esa gente rechazada por la sociedad, pues intenta ser una guía que nos muestre cómo son esas personas que viven en ese mundo, y cómo viven, sus inquietudes, su humanidad, su pérdida de control, sus necesidades, sus pequeños éxitos y derrotas.

Me gustó mucho su trasfondo, la verdad, aunque su narrativa y aspectos de contraste entre clases (entre el prota principal y el resto de drogadictos) no se hace muy notable en muchos capítulos, y nos confundimos fácilmente en el salto entre uno y otro.